Casa del Olindo

Si bien es verdad que todos los países del mundo han sufrido idas y venidas a lo largo de sus historias, no es menos cierto que uno de las naciones que más turbulencias, cambios internos y conflictos ha sufrido es México. Este país centroamericano tiene una historia muy interesante que tiene todos los detalles para atrapar y cautivar. Desde enfrentamientos sangrientos, traiciones, grandes batallas y peleas por el poder, hasta heroicas cruzadas contra naciones potentes, el territorio mexicano ha sido testigo de toda una serie de eventos que vale la pena recordar.

Obviamente, la época más recordada de toda la historia mexicana tiene que ver con las dos grandes civilizaciones que vivieron allí. Por supuesto, estamos hablando de los mayas y los aztecas, dos pueblos que florecieron y progresaron de una forma notable y que aún hoy se consideran como civilizaciones significativamente avanzadas. Además, su trágico final, envuelto en el conflicto con los colonos españoles, le da una cuota de sombrío dramatismo que sirve de lección para las generaciones por venir.

Pero no solo podemos afirmar que la historia de este país es interesante por esta era, sino que también hay otros momentos definitorios e igualmente espectaculares dentro de la misma. Los enfrentamientos armados con los Estados Unidos y, especialmente, con Francia también escribieron capítulos dignos de ser narrados, los cuales son realmente fascinantes para comprenderla vida de la época y la configuración política de los siglos que se sucedieron.

Como no podía ser de otra manera, todos estos hechos dejaron sus marcas visibles y palpables en los diferentes poblados del país centroamericano, especialmente en lo que se refiere a sus construcciones y su arquitectura. Así, algunos lugares aun conservan los edificios de la época, que sirven de testimonio de las vidas que pasaron por allí, de los conflictos que tuvieron lugar y de un pasado que ya no está, pero que ha signado a fuego al presente.

En tal sentido, uno de los lugares más atrapantes de todo México es la Casa del Olindo, uno de los mejores paseos en Cuernavaca. Esta es una construcción antigua y modesta que sirvió de hogar de una de las amantes del entonces emperador mexicano, Maximiliano de Habsburgo. Así, en ella es posible encontrar un postal de época, un violento contraste entre las aspiraciones de primera línea de un hombre repleto de poder y la vida sencilla de una mujer que se había rendido ante el mismo.

Cuenta la leyenda que en cierto momento, los campesinos del poblado de Acapantzingo, ofrecieron una comilona en honor del nuevo emperador de México. En él, Maximiliano de Habsburgo quedó encantado por la hospitalidad pueblerina, por su calidez y sencillez, y por la belleza modesta de sus senderos. Y si bien su admiración por el pueblo era total, el emperador quedó prendado de un propiedad en particular, la cual consistía de una huerta de cuatro hectáreas en cuyo centro se encontraba una casa de campo.

Dada la admiración que el emperador profesó por semejante construcción, los pobladores hicieron todo lo que estuvo a su alcance para regalársela, pero todos los esfuerzos fueron en vano. Sucede que el hombre de poder no podía obtener algo regalado de alguien de menor posición, razón por la que decidió adquirir con su dinero. Así, una vez negociada la transacción, Maximiliano decidió bautizar la propiedad como “El Olindo”, en honor a los personajes del poeta italiano Torcuato Tasso, Olindo y Safronia.

Así, el emperador utilizó este espacio retirado del ojo público y, con la complicidad de los pobladores, mantuvo un amorío con Margarita Leguizamo Sedano, conocida como "La India Bonita". Así, ese lugar permaneció intacto, incluso después del fusilamiento del emperador, evento que dio fin a la segunda intervención francesa.

De este modo ha llegado esa construcción a nuestros días, la cual hace alarde una arquitectura muy peculiar y bonita. De este modo, la casa principal muestra un forma de U, la cual es rodeada por un pequeño jardín coronado por una bellísima fuente en el medio. Además, la casa posee un terraza y con un puente que une ambas alas, lo cual acompaña la viguería de madera y tejas que fueron instalados a pedido del emperador.

Todo este espacio fue ahora reinventado y reacondicionado para que allí funcione la sede del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Morelos (Centro INAH – Morelos). Allí, entonces, es posible encontrar el Museo de Herbolaria y el Jardín Etnobotánico, donde se pueden apreciar todo tipo de exposiciones florales y de plantas de todo tipo, especialmente de orquídeas.

En definitiva, visitar la Casa del Olindo es volver atrás en la historia mexicana, a los tiempos convulsionados en que la nación estaba floreciendo. Además, las presencia del Centro INAH es la alternativa perfecta para adentrarse en los pormenores de la época y así aprender acerca de ese período en un ambiente realmente preparado para tal fin.