Hay personas que compran paquetes turísticos en los que se aseguran un buen hotel con todo incluido y no salen de esa porción de mar que tienen en frente, lo cual no es para nada criticable pues quien no querría pasarse el día en una hamaca o en un camastro viendo ir y volver al agua turquesa del Mar Caribe.
Hay otros que se contentan con ir a alguna zona arqueológica, practicar algún deporte como buceo y dedicarse a probar todos los platos de la gastronomía del lugar.
Y están aquellos que, más allá del hotel donde se hospeden, van por más y su propósito en cada viaje es encontrar una joya, descubrir el secreto mejor guardado de la geografía del país, adentrarse lo más que puedan hasta llegar a ese lugar que será el protagonista de las mejores tomas fotográficas y de los relatos más detallados en la vuelta al hogar.
Si usted es de estos últimos y se identifica más con el nombre de viajero que con el de turista, la Isla Holbox es un buen destino para su lista de viajes, especialmente para la cima de ella.
La Isla Holbox se encuentra, como si quisiera escaparse de nuestras manos y nuestros ojos, trepada en lo alto de la península de Yucatán, justo en el extremo norte, perteneciente al estado de Quintana Roo. Su nombre proviene del maya y quiere decir “hoy negro” en referencia a las aguas oscuras de la laguna que está en sus cercanías.
Esta isla forma parte del área protegida Yum Balam que fue establecida en 1994 para la preservación de la flora y la fauna del lugar. La reserva cuenta con 154 mil hectáreas que incluyen también a la Laguna de Conil.
El objetivo principal es la protección de los cinco tipos de felinos que habitan la región: el ocelote, el jaguar, el puma, el margay y el gato de selva, pero también lograr una economía sustentable para los pobladores que llegan a los 10 mil habitantes, la mayoría de ellos mayas.
La Isla Holbox es conocida por acoger en sus aguas al famoso tiburón ballena, el pez más grande de todos los que existen. Pese a su tamaño intimidante estos peces son bastante dóciles y se puede nadar cerca de ellos, siempre teniendo los cuidados necesarios según el ecoturismo, de hecho estos peces son una de las principales atracciones en este tipo de turismo centrado en la convivencia con la naturaleza sin realizar alteraciones en ella.
Los tiburones ballenas, que pueden llegar a pesar hasta 12 mil kilos, se alimentan del plancton que se encuentra generalmente en aguas tropicales como las que rodean la península de Yucatán. También se pueden encontrar en las aguas otros peces como mantas rayas, langostas, rayas águilas, delfines, pulpos y tortugas marinas.
La Isla Holbox tiene tan solo 42 kilómetros de largo y 2 de ancho. De esos 42, 36 corresponden a las playas en las cuales se puede caminar y observar la diversidad natural con una paz y tranquilidad que solo se puede encontrar en estos pequeños paraísos naturales.
Las aguas que rodean a la isla son el resultado de la confluencia del Mar Caribe con las corrientes del Golfo de México. Holbox está separada de la parte continental por la Laguna Yalahaum, otro tesoro de la biodiversidad donde se pueden encontrar alrededor de 150 especies diferentes de aves, peces y reptiles.
Para llegar a la isla la única vía de acceso es la terrestre que nos lleva unas 2 horas y media de camino desde Cancún. Pero también se puede optar por la vía aérea y arribar en una avioneta en unos 20 minutos.
La isla cuenta con unos dos mil habitantes y el pueblo es tan encantador como los paisajes que lo rodean puesto que las calles son de arena blanca y los techos de las casas de palapa, característico en las construcciones costeñas del Caribe mexicano.
El estilo de vida de los pobladores es muy tranquilo ya que la mayoría se dedica a la pesca. El medio para transportarse suele ser la bicicleta o a pie, aprovechando la suave arena de sus calles.
Si bien nunca se fomentó un turismo masivo que pudiera dañar el medio ambiente y la diversidad propia del lugar, la isla cuenta con la infraestructura suficiente para albergar a los viajeros que llegan a conocer este punto privilegiado de la naturaleza. La variedad también se hace presente en las ofertas de hospedajes y podemos encontrar desde lugares para acampar hasta bungalows, pasando por hostales y hasta los encantadores hoteles boutique.
Quienes se sientan atraídos por este paraíso al norte de la península pueden también disfrutar de la pesca y nadar en sus aguas cristalinas y turquesas.
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